No es posible concentrarse, los días de trabajo, si además es estático, de oficina, de pensamiento, se hacen francamente difíciles a más de 35 grados.- Las neuronas se apelotonan como plancton estéril, sin capacidad de germinación.- Uno se desborda por lo cotidiano, lo cercano, la familia, los fines de semana piscineros.- Pero tengo la sensación de que nos dejamos llevar, por el “hastío” por el sudor que todo lo inunda, por el aire acondicionado, que te hiela el rostro mientras te arden los pies.- Es muy difícil, reaccionar éstos días, ante la llamada a la “desobediencia civil de la iglesia”, la enésima creo, ahora por el decreto ley de la muerte digna; por el cabreo que supone dos militares más, muertos en una guerra que nadie entiende, la de Afganistán.- No encuentro cambios aparentes y destacables, en el vocablo político, nada incita al optimismo, siguen a la suya, los que a toda costa quieren llegar, y los que de ninguna manera se quieren marchar.- En este país, nadie reconoce culp...
Susurros al oido, desde la palabra, como arma contra el desaliento