Apretando los cordones de las deportivas viejas, pantalón corto y camiseta del “enchufado”, comenzando a comer metros al asfalto, los caminos gravillados, a veinte metros del agua del gran “Ebro”, venido a menos, con cauce y corriente de agua casi invisible;…el corredor de la ribera comienza su espectáculo de ejercicio moderado, cruzando la fauna humana pobladora de las tardes zaragozanas, mujeres jóvenes, maduras entraditas en carnes, jubilados que arrastran su cuerpo luchando contra el tiempo,….y los “paseantes” de perros, con bolsita, otros sin ella, se cruzan con el corredor, el paseante, en un desfile de rostros anónimos, variopintos, de razas, de colores; los hay delgados y delgadas, obesos y obesas, gente que te mira, otros no tanto, absortos en la música de su ipod, auriculares grandes, medianos pequeños,…..en fin una atractiva fauna social se abre ante los ojos del corredor,…..y luego están las bicis, que todo lo “inundan”, por su carril, fuera de él cuando el peatón lo invade, o el perro se espanta, ahí están, todos los que portan vidas, sueños, esperanzas e ilusiones, se cruzan contigo, pero nadie aguanta la mirada, se evaden, se ausentan, siguen caminando, corriendo, pedaleando, por el camino engravillado, el césped recién cortado, cuando cae el sol y proyecta su película de plata, bajo los puentes gigantes.-
Y luego están los desheredados, que los pueblan, los ocupan, caña de pescar en mano, litrona de cerveza en la otra…..te miran con desgana, rostro serio, violencia en sus pupilas, parecen extranjeros, pero quizás no todos, muchos son de aquí, los parias de ésta sociedad, de este siglo, de ésta democracia y este expolio económico en acoso y derribo de las clases medias.-
El corredor se lo encuentra, todos los días, lleva ropa sucia y mugrienta, arrastrando un viejo carrito de compra, con paso cansado, por la ribera del rio, viendo jóvenes en patines, bicicletas, parejas acurrucadas en rincones de césped, árboles semiocultos, observando las canoas que surcan el cauce, contracorriente, contra todo…..en fin la grandeza y la miseria de la fauna humana que puebla la ribera.- Todo un espectáculo social.-
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