España es un clamor, que dimitan todos los políticos, dicen las voces de los indignados; que dimita el Rey, que dimitan todos…y va y dimite hasta el Papa de Roma, mejor dicho, sólo el Papa de Roma.- Políticos, jueces, banqueros, obispos, etc. etc., no queda nadie con cabeza.- De acuerdo que es el mensaje fácil de enarbolar, todos son corruptos, pues a la cárcel… ¿pero quien los enjuicia? Los jueces tampoco inspiran total confianza, mejor dicho ninguna confianza.-
Señalar las miserias del sistema, es fácil, las vemos todos, y lo que no vemos nos lo pensamos, lo damos por hecho.-Pero ahora viene lo difícil, señalamos con nuestro dedo, criticamos a diestro y siniestro, pero después, ¿qué solución proponemos?..Como dijo Julio Anguita, al menos aportó ideas para la regeneración democrática, que desde luego, pasa por la educación y la regeneración social.-
Un tal Jordi Evole, nos dio hace unas semanas las pistas del germen de nuestro cáncer.-La educación desde la escuela, nos enseñó el modelo finlandés, que sin ser perfecto y enteramente adaptable a nuestro país, representa algunas pistas coherentes.-
¿Qué tal si empezamos por no votar a los corruptos e imputados? Algo que se hace con total naturalidad y constancia en determinas y pobladas zonas de España.- ¿Qué tal si abandonamos la postura fácil de la queja constante y nos enrolamos en cientos de movimientos sociales y porqué no políticos de nueva regeneración, sin otro interés que hacer algo por la sociedad?
¿Por qué no hacemos constante autocrítica de nuestro comportamiento, sin miedo a ver nuestro ombligo, frecuentemente salpicado de pequeñas manchas, a las que no les damos valor porque es un menudeo? No es posible ninguna regeneración política, sin la regeneración social, pues no olvidemos que para que haya políticos corruptos, antes hay empresarios “donantes” a los que nadie señala.-
No existiría el robo de cobre, plomo y metales, si no hubiese chatarrerías que comprasen la mercancía sin preguntar su procedencia.-
Por el contrario, para reforzar la formación desde la infancia, se potencia el adoctrinamiento y el más mantilla y menos plantilla.- El estado permanente de cabreo no va a ayudar al resurgir de éste país.-Tampoco el negar las evidencias “propias” señalando solo “las ajenas”.-
Nuestra responsabilidad como ciudadanos, para con el resto, nuestros vecinos, nuestros hijos, etc., obligan a mucho más que a la denuncia.- Hay que dar el paso de nuestro compromiso, hacerlo firma y manifestarlo públicamente sin miedo a la “etiqueta” y al márcame del vecino, del amigo, etc.- Todas mañanas me pregunto qué es lo que puedo hacer hoy para mejorar, mi trabajo, mi entorno, mi sociedad más próxima.-Y tengo claras las respuestas, aunque muchas veces al final del día, no he puesto en práctica incluso ni una sola de ellas.-
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