A las puertas de la primera ola de calor, las neuronas se hacen más lentas de reacción, los pensamientos tardan en la coordinación.-Abrumados por el noticiometro diario, por esa avalancha de muestras de baja catadura moral, que ya afecta a todas clases y sectores de la sociedad, uno tiene la imperiosa necesidad del refugio “sentimental”, en algo, en lo más cercano, que suele ser la familia, aún con sus dificultades y sus casuísticas tan complejas, que a veces dificultan nuestro “encaje” en ella.- Seguimos esperando, que suceda algo, que caiga del cielo una dosis abundante de confianza, en el buen hacer de jueces, políticos y periodistas.- Pero pasan los días y nada de eso sucede, así que sin más remedio, seguiremos luchando por mantener o recuperar la salud, aparcando la ansiedad que todo tipo de situaciones personales y de alrededores nos producen.- Dicen que la soledad aboca a excesos de reflexión y autoanálisis, que en ocasiones solo sirven para destruir al individuo-Al principio, se agradece, se ve como necesaria, como parón imprescindible para reordenar las ideas, pero cuando llega en exceso, puede llegar a convertirse en puerta al aislamiento.- Importante luchar contra ello, y como remedio casero, la observancia de la calle, el intercambio social constante; constituye un antídoto reconfortante.- Cientos de adolescentes, haciendo noches enteras de cola para asistir a un concierto de unos imberbes anglosajones, con ojos exaltados ante la posibilidad de ni siquiera rozarles, y reacciones próximas a la paranoia, nos sitúan o enclavan, en el “de verdad” ¿qué ilusiona a los jóvenes? Parece que algo lo hace aunque algunos no entendamos muy bien ¿porqué? No importa que miles de ellos no sepan interpretar ni entender mínimamente una factura…que más da, el futuro es suyo…pero dios, ¿Qué futuro? Por otra parte haciendo uso del tranvía a diario, autobuses, y ciertos enclaves de amontonamiento social, sigo viendo una sociedad joven atada, masacrada y esclavizada a su Smartphone…no se hable, no se dialoga, se cruzan miradas tensas, las sonrisas cada vez son más escasas, a veces pienso que esta sociedad lleva encima una crispación, una mala leche, una desconfianza y un descrédito hacia el ajeno, que de ésta manera parece imposible sacar adelante un proyecto común societario.- Nuestro entorno social, cada vez se reduce más a los amigos del washapp, fuera de ése espacio parece no existir nada, todo que nos rodea es un entorno decorativo que muchas veces solo vemos a través de la cámara de nuestro móvil o tableta.- Que el verano nos consolide en ésa oportunidad que tenemos de acercarnos a lo humano, que nos rodea y que la mayoría de las veces despreciamos e ignoramos.-
A las puertas de la primera ola de calor, las neuronas se hacen más lentas de reacción, los pensamientos tardan en la coordinación.-Abrumados por el noticiometro diario, por esa avalancha de muestras de baja catadura moral, que ya afecta a todas clases y sectores de la sociedad, uno tiene la imperiosa necesidad del refugio “sentimental”, en algo, en lo más cercano, que suele ser la familia, aún con sus dificultades y sus casuísticas tan complejas, que a veces dificultan nuestro “encaje” en ella.- Seguimos esperando, que suceda algo, que caiga del cielo una dosis abundante de confianza, en el buen hacer de jueces, políticos y periodistas.- Pero pasan los días y nada de eso sucede, así que sin más remedio, seguiremos luchando por mantener o recuperar la salud, aparcando la ansiedad que todo tipo de situaciones personales y de alrededores nos producen.- Dicen que la soledad aboca a excesos de reflexión y autoanálisis, que en ocasiones solo sirven para destruir al individuo-Al principio, se agradece, se ve como necesaria, como parón imprescindible para reordenar las ideas, pero cuando llega en exceso, puede llegar a convertirse en puerta al aislamiento.- Importante luchar contra ello, y como remedio casero, la observancia de la calle, el intercambio social constante; constituye un antídoto reconfortante.- Cientos de adolescentes, haciendo noches enteras de cola para asistir a un concierto de unos imberbes anglosajones, con ojos exaltados ante la posibilidad de ni siquiera rozarles, y reacciones próximas a la paranoia, nos sitúan o enclavan, en el “de verdad” ¿qué ilusiona a los jóvenes? Parece que algo lo hace aunque algunos no entendamos muy bien ¿porqué? No importa que miles de ellos no sepan interpretar ni entender mínimamente una factura…que más da, el futuro es suyo…pero dios, ¿Qué futuro? Por otra parte haciendo uso del tranvía a diario, autobuses, y ciertos enclaves de amontonamiento social, sigo viendo una sociedad joven atada, masacrada y esclavizada a su Smartphone…no se hable, no se dialoga, se cruzan miradas tensas, las sonrisas cada vez son más escasas, a veces pienso que esta sociedad lleva encima una crispación, una mala leche, una desconfianza y un descrédito hacia el ajeno, que de ésta manera parece imposible sacar adelante un proyecto común societario.- Nuestro entorno social, cada vez se reduce más a los amigos del washapp, fuera de ése espacio parece no existir nada, todo que nos rodea es un entorno decorativo que muchas veces solo vemos a través de la cámara de nuestro móvil o tableta.- Que el verano nos consolide en ésa oportunidad que tenemos de acercarnos a lo humano, que nos rodea y que la mayoría de las veces despreciamos e ignoramos.-
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