En La Puebla, 10 menos cinco de la noche del sábado santo; cinco minutos para la “catársis final”, cinco minutos para dejar la mente en blanco, vaciarla de odios, malos recuerdos, envidias y “mal de ojos”, cinco minutos golpeando con todas las fuerzas mi tambor, sin preocuparme por el ritmo, solo golpear, y golpear, y a cada golpe un recuerdo, para los que se fueron, no están conmigo, para los que ahora sí lo están, a mi lado y pensando si al año que viene,pudiera no estar yo al lado de ellos…golpeo, golpeo y golpeo, y a cada golpe mi emoción crece hasta asomar unas lágrimas, que no se si son de pena, de amor, de felicidad o ¿de qué?..Esos cinco minutos finales, son como si nos dijesen que son los últimos de nuestra vida, ¿porqué no, golpeando un tambor? Rodeado de miles y miles de decibelios que ensordecen el oído y bloquean la mente, que durante ése tiempo es imposible de manipular, influir o controlar, es entonces cuando afloran todos los sentimientos, escondidos, reprimidos y engañados durante todo un año.-Y yo pregunto ¿Qué tiene el tambor señor? Que a través del ruido ensordecedor, te tele transporta hasta el mas hondo sentimiento de amor, nostalgia y recuerdo.-Bajo el embrujo del sonido, ves cientos de caras, todas ellas te miran, todas quieren decirte algo, pero da igual, es imposible, los gestos las miradas familiares de cada uno de ellos, te indica que ellos viven igualmente ese subidón de sentimiento y recuerdo que les bloquea como a mí.- Que curioso, que solo un instrumento sirva para igualar por un momento a las personas, siento que todos los congregados allí por un minuto en la vida somos iguales, sin castas, clases sociales, ideas políticas, religiones, creencias, éxitos, fracasos, amores y frustraciones; nos miramos nadie habla y parece que el tiempo se va a detener para todos nosotros y el final pudiera ser ése…..quiero creer que el momento de la muerte pueda ser parecido a ése…..y de pronto se hace el silencio, a continuación todos gritamos nos abrazamos, besamos, contentos de haber vuelto a la vida, con los nuestros, como si una nueva oportunidad de felicidad se abriese para todos a partir de ése momento….a ver si somos capaces de aprovecharla y volver dentro de un año a vivir ésos cinco minutos de éxtasis tamborilero………¿por qué no?
Fuente.: CierzoyNiebla /Abril-2009
Que más puedo decir, que es un orgullo para mí poder compartir ese momento contigo año tras año, ese sentimiento... que me encanta golpear el tambor a tu lado con todas mis fuerzas, da la sensación de que en ese instante se termine el año y este año también lo terminaremos juntos.
ResponderEliminarUn abrazo
Roberto
ruge mistral, vuélvenos locos de atar, y con tu antiguo furor lévate a aquel que ose hablar...
ResponderEliminarcomo el Moncayo sople verás que es soplar...
ánimo Mariano
Creo que ha sido una forma muy acertada de descripción emocional sobre el Cese en La Puebla. Sin duda alguna es mi momento favorito, por ni más ni menos todo lo que comentas y, supongo que algunas cosas más que están en el subconsciente colectivo.
ResponderEliminarMe ha gustado el poder conocer tu opinión y sentimiento acerca del Cese. Se me antoja curioso haber conocido ese sentir descrito tan conciso por boca de nadie que no fuera la mía propia.
Un saludo