Casi quince días, consumidos, entre trasnochadas diarias, horas de terrazas aderezadas por acordes musicales y jarricas de cerveza con limón amén de más comida de la necesaria y conveniente.- En los pueblos, repletos de gente en periodos festivos, como una manera de recobrar los orígenes, impulsado tan noble sentimiento, por una cada vez más asfixiante crisis, económica-social, de confianza e incluso de autoestima personal, cada vez más machacada por las noticias.-
Noticias de las que aconsejo huir, te ayuda a tener una sensación continua de que el tiempo se hará eterno e incluso jamás volveremos al trabajo, al ERE, al contrato becario, a las obras del tranvía, etc. etc.-
Estuvimos a punto del final del mundo, casi nos quedamos sin liga de fútbol.- Y eso si que no, podemos aguantar cualquier cosa, incluso la mirada inquisitorial con ojos saltones de ésos niños africanos del dichoso “cuerno”; pero sin liga de fútbol no.- Eso sería el fin.-
Asistimos anonadados a la espectacular...
Susurros al oido, desde la palabra, como arma contra el desaliento