Algo ha cambiado en la sociedad de manera alarmante, y para el que lo quiera ver.- Está de moda lo zafio, lo burdo, las palabras lanzadas por impulso gritón, el ¡pasa de todo tío!..Y el ¡tu de que vas!-Los sitios públicos: supermercados, hospitales, bancos, organismos públicos han sido vaciados sistemáticamente de toda legitimidad moral y de respeto para las personas que trabajan allí.-Nadie respeta las colas; ni en el bus, por supuesto nadie hace la horterada de ceder un asiento.-
Ante una avalancha reivindicativa de “mis derechos” en contraposición aniquiladora de “mis obligaciones”, y un creciente impulso a saltarse cualquier norma social o de comportamiento, por el dicho extendido de que al “educado” lo tachan de “bueno-tonto”; asistimos a montones de actitudes prepotentes y perdonavidas, cuando nadie es capaz de recriminar comportamientos incívicos de nadie ante el miedo de ser insultado o agredido.-
Si alguno tiene la desgracia de ganarse el sueldo atendiendo al público, puede entender lo que digo, y seguramente lo compartirá.- Asisto estupefacto, al espectáculo de insultos verbales que un “cliente” dedica a una cajera de supermercado por 600 e/mes, ante el enorme error que para dicho cliente supone haberle cobrado dos veces una botella de insecticida.-La muchacha se desploma y llora ante la bronca del encorajinado cliente y la presión del público mirón y la encargada que se afana por pedir disculpas al sujeto.-
El convencimiento de que la gente que paga tiene derecho al arrastre moral del que le atiende, por el tan manido “vive gracias a nosotros”.-La bronca ante el empleado bancario que se ha atrevido a cobrar 0,94 euros por una transferencia, con insultos de ladrones y gilipollas para arriba, con amenazas del “me lo llevo todo” ¿Qué os habéis creído? Se producen en hechos cotidianos, que solo contribuyen a “encabronar” más al empleado, mermando su profesionalidad ante futuras necesidades.-
No digamos nada, si el que nos atiende es funcionario…ahí existe una patente de corso para todos, que nos permite de antemano descalificarlo y cuestionar todas sus respuestas y actuaciones para con nosotros.-
La falta de respeto hacia las personas, y el trabajo que los demás realizan, en una espiral de violencia como la que vivimos, nos lleva al todo vale y todo se puede decir, en un alarde de vocerismo y falta educacional de la que sigo creyendo se emanaba en la familia y no en la escuela; allí se enseñaba geografía.-
Ante una avalancha reivindicativa de “mis derechos” en contraposición aniquiladora de “mis obligaciones”, y un creciente impulso a saltarse cualquier norma social o de comportamiento, por el dicho extendido de que al “educado” lo tachan de “bueno-tonto”; asistimos a montones de actitudes prepotentes y perdonavidas, cuando nadie es capaz de recriminar comportamientos incívicos de nadie ante el miedo de ser insultado o agredido.-
Si alguno tiene la desgracia de ganarse el sueldo atendiendo al público, puede entender lo que digo, y seguramente lo compartirá.- Asisto estupefacto, al espectáculo de insultos verbales que un “cliente” dedica a una cajera de supermercado por 600 e/mes, ante el enorme error que para dicho cliente supone haberle cobrado dos veces una botella de insecticida.-La muchacha se desploma y llora ante la bronca del encorajinado cliente y la presión del público mirón y la encargada que se afana por pedir disculpas al sujeto.-
El convencimiento de que la gente que paga tiene derecho al arrastre moral del que le atiende, por el tan manido “vive gracias a nosotros”.-La bronca ante el empleado bancario que se ha atrevido a cobrar 0,94 euros por una transferencia, con insultos de ladrones y gilipollas para arriba, con amenazas del “me lo llevo todo” ¿Qué os habéis creído? Se producen en hechos cotidianos, que solo contribuyen a “encabronar” más al empleado, mermando su profesionalidad ante futuras necesidades.-
No digamos nada, si el que nos atiende es funcionario…ahí existe una patente de corso para todos, que nos permite de antemano descalificarlo y cuestionar todas sus respuestas y actuaciones para con nosotros.-
La falta de respeto hacia las personas, y el trabajo que los demás realizan, en una espiral de violencia como la que vivimos, nos lleva al todo vale y todo se puede decir, en un alarde de vocerismo y falta educacional de la que sigo creyendo se emanaba en la familia y no en la escuela; allí se enseñaba geografía.-
No puedo estar más de acuerdo con tus reflexiones, Mariano. Yo que vivo inmerso en el mundo de la educación corroboro lo que dices. No es un problema general pero sí de un amplio abanico de ciudadanos.
ResponderEliminarLa educación es algo que no se debe de perder, si se pierden las formas se pierde la razón. No obstante, y solo me refiero a los empleados publicos que están de cara al publico, porque de los de las empresas privadas como puedan ser bancos u otras, ya se apañaran, cuando por una mala atención pierden un cliente. Pero a las publicas como puedan ser ayuntamientos diputaciones, colegios, etc. a estas si que hay que exigir que la persona que te atienda este bien informada y no te mande ir y venir unas cuantas veces de lado a lado ya que no podemos cambiarnos de ayuntamiento, de diputación o de colegio. Y las malas experiencias las tengo bastante recientes, desinformación, pasotismo, corporativismo y a reclamar al maestro armero, ademas de que mi tiempo también es importante o al menos eso creo. Para finalizar con impotencia y asqueo.
ResponderEliminarPascual