Quedan horas, breves horas, nos llenaremos de confetis, nos besaremos, desearemos un feliz año, y entre sonrisas y panzas a rebosar de comida y bebida, volveremos a inundar nuestra bodega, de buenos deseos esparcidos por nuestros amigos y familiares.- Es por lo menos curioso, cuando se acerca el final de año, la cantidad de parabienes intercambiados entre todos los que compartimos la Nochevieja.- Y luego está el poso que queda.-Esa sensación de romper con todo y esperanzar lo máximo en lo venidero.- Mas pasa el tiempo y todo transmite la sensación de seguir igual, o casi.- Falta la avalancha de los “reyes”, con su derroche consumista juguetero, en todas las casas, o en la mayoría que se lo pueden dispensar.- Los afortunados volveremos a trabajar, aunque sea en otra empresa, sin movernos de la antigua.- Los menos afortunados, esperarán el golpe favorable, que les permita soñar con salir de las filas del ERE o del paro general.- Quizás 2012 no sea tan malo como todos vaticinan.- Si no cr...
Susurros al oido, desde la palabra, como arma contra el desaliento