Pues sí, efectivamente desde los 21 años con toda mi virginidad “financiera”, hasta los 52 de los que ahora presumo, he desarrollado mi trabajo en un Banco, (antes cajas)….31 años que dan para mucho, como por ejemplo ver la evolución de la sociedad desde los años 80 hasta ahora.- Y habría mucho para contar, para escribir o para “vocear”.- Indudablemente los ojos no son los mismos después de tanto tiempo al cargo de lo segundo más delicado que tiene el ser humano, después de la salud.-
Con mis veinte pocos años no era consciente de la repercusión que tenía, el trabajo que realizaba.- La inseguridad que a ésa edad transmites, en un trabajo de tanta repercusión socio-económica, era paliada en alguna medida con tremendas ganas de agradar, y empatizar con el cliente.- Era una prioridad, igual que ahora, el servicio al mismo y la dedicación sin límites, con el objetivo de conseguir, ya entonces, que el depositante ahorrador, te eligiera entre las varias opciones bancarias que entonces ya existían.-
Periodos alternos de crisis, y crecimientos con diversos grados de profundidad, han ido conformando el “carácter social” y la cultura financiera del ciudadano.-
Desde los Reyes Católicos, la financiación de proyectos, era asumido con altos tipos de interés por quien controlaba en aquella lejana época, las finanzas y la riqueza.: “los judíos”…ejemplo en el apoyo financiero del viaje de Cristóbal Colón a las Indias.- Los interese abusivos que a la vuelta, los banqueros judíos quisieron cobrar a los afamados reyes, fue el primero de los motivantes que a futuro originaron su expulsión del reino de España.-
Ahí empezó, la mala fama de los primeros bancarios.- Personas sin enjundia ni moral, que con el dinero de otros, hacían suculentos negocios financieros, exentos de polvo, barro, sudor ni esfuerzo físico.- Cuando el resto de los mortales para tener unos maravedíes, debería castigar su cuerpo ante el esfuerzo y la explotación sin precedentes.-
Siglos han pasado, y el citado trabajo en interés de un banco, sigue gozando de la antipatía general, más por sus fines, desde luego, que por las personas que lo realizan.-
Cualquier ayuda a éstas entidades, con total lógica, merece la repulsa ciudadana, sobre todo en época de durísima crisis como la actual.-Cuando miles y miles de familias, atrapados por lascivas “hipotecas”, sin trabajo y por tanto posibilidad de hacer frente a ellas, se enfrentan al terror diario de un posible desahucio, o mayor deterioro laboral, se convierte en inaceptable, esas ayudas que serían más entendidas para cualquier otro sector.-
Pero no nos olvidemos, alrededor de los bancos, están también los ahorradores, pequeños medianos e importantes, que han depositado su dinero en la confianza del sistema, que durante años ha configurado el capitalismo en grado sumo, del que todos ...y digo todos los ciudadanos en mayor o menor medida hemos quedado prendado de sus lujos y ostentaciones .-Además están sus trabajadores, que no siendo altos directivos, con escandalosos sueldos ni indemnizaciones, acuden puntualmente a su trabajo, con las mejores intenciones de ánimo, de seguir prestando un servicio al cliente, y de en muchos casos, aunque compartiendo sus preocupaciones, imposibilitado de hacer de su capa un sayo, en su quehacer laboral.-
Dichos empleados tienen las mismas preocupaciones que los demás, pagar su hipoteca, su coche y dar una estabilidad económica a sus familias.- ¡Privilegiados económicos! Como se les llama ahora.- Aunque bien es cierto que pasaban bastante desapercibidos hace cinco o seis años, cuando los gremios y profesionales de la construcción, amparados por el boom inmobiliario ganaban suculentos ingresos mensuales, que doblaban en gran medida a los de ahora envidiados empleados de banca.-
Cualquier persona, con conciencia moral y ésta la encontramos en todos los gremios, está tremendamente preocupado por la crisis y sus consecuencias, y es el empleado de banca, el que tiene un contacto más directo con sus tragedias, y les puedo asegurar, que aunque intenta relativizar los problemas de los demás, es imposible su contaminación psicológica ante tantas injusticias.-
Detrás del cartel de un banco, además de un empleado con corbata y una señora o señorita decentemente bien vestida, que no pasa frio ni calor en su trabajo, también existen seres con alma, sentimientos y preocupaciones como cualquier mortal.- La diferencia es que él está obligado a no dejarse llevar por el desánimo, el abandono, ni caer en la alarma ni en la algarada.- Esta sociedad, para bien o para mal la hemos creado entre todos y puedo asegurarles, que no en pocos años.- Han transcurrido más de treinta, por lo menos los que yo he vivido.-
Comentarios
Publicar un comentario