Es tremendo el desgaste social, al que los ciudadanos de éste país, están siendo sometidos.- Sin quitar importancia a lo económico , que por supuesto la tiene, y no poco, existe algo más comprometedor y demoledor de la estructura de estabilidad componente obligado en cualquier sociedad civilizada que se precie.- Los a veces tan ensalzados y exagerados “valores”, para mí no representan ni más ni menos que la confianza en el vecino, el amigo, el político, el médico, el banquero, el policía, y por descontado hasta el juez, pasando por el periodista que ejerce como tal, es decir, como periodista y transmisor de la información, desde luego sin manipulación ni tergiversación., como parece ser lo habitual en esta época.- Pero nada de eso parece tener un mínimo de cimiento estable, en los tiempos que vivimos.- La prepotencia en la exigencia de los derechos, el destierro infinito de cualquier tipo de obligación, la petulancia en la exhibición del triunfo y la ostentación, parece no...
Susurros al oido, desde la palabra, como arma contra el desaliento