Para hablar de regeneración política, hay que entender
primero ¿qué es la política?¿ donde nace?, ¿donde habita?,¿ quien la ejerce?,¿
quien la destruye?, ¿a quien le interesa dignificarla, y quien la manipula
maneja y subyuga….?
La política dignamente escrita debería ser la capacidad de
cualquier ciudadano para ofrecerse digna y voluntariamente a trabajar en la
gestión y desarrollo de los bienes públicos de su comunidad más cercana, con dignidad,
honradez y sentido social, con impulsos y modelos según su ideología emanada de
su ente familiar y cercano, que es donde se cuecen las ideologías; palabra maldita para algunos, puesto que solo
consideran puro y digno sus convicciones más arraigadas.-
La gestión del bien común exige, participación, comunicación
e intercambio de ideas, sin menosprecio de aquellas que puedan venir de los
aparentemente antagonistas ideológicos nuestros.-
El miedo al cambio, el inmovilismo social, tan alentado y
defendido por los poderes fácticos, que gobiernan e imponen su ley con
principios ideológicos de mercado; es la causa del freno a cualquier desarrollo
social.-
Aquellos tres poderes del estado de derecho, invocados
tantas veces como patas de sustentación del mismo (Legislativo, Ejecutivo y
Judicial) han quedado tan desprestigiados por motivos propios de cada uno, que
el ciudad no actualmente víctima del desánimo y la apatía se refugia y escuda,
en la descalificación por sistema de la política, huye de la expresión pública
de sus ideas y reniega y critica a quien lo hace.-
Pero es éste, el ciudadano, quien tiene con la sociedad,
también ciertas obligaciones, que no son solo pagar sus impuestos, por supuesto
que sí.- Tiene la obligación de hacerse participe de aquellos movimientos
sociales y políticos, que debaten y proponen sus convecinos, como pilar de
soporte de la democracia en su base.- La crítica de bar, el comentario
descalificante y anónimo en redes sociales, aun siendo una posibilidad real de
nuestros tiempos, solo aporta crispación y violencia.-
El estigma personal y político, con el que frecuentemente
marcamos a nuestros vecinos y conocidos, sin siquiera a veces cruzar cuatro
palabras con él, para ayudarnos a conocerlos, es una práctica desterrada,
prefiriendo la mayoría ocultarnos en nuestra mazmorra ideológica y personal
inaccesible.-
Como cambia la vida y la visión de las cosas, cuando uno
está a un lado u otro del mostrador, de la política, de la empresa, de la
asociación, de la comunidad de vecinos, etc. Etc.
Todo político nos roba, todo empresarios exprime, todo
sindicalista es un vago…..ese se apunta ahí, para ganarse un sueldo, el otro
para chupar, aquel es un arrogante, el otro un falso, y de ahí pasamos al toda
mujer es prostituta menos mi mujer mi madre y mi hermana.-
Existen en nuestra cercanía, personal de una dignidad y
honradez manifiesta que en el momento que se postulan como candidatos a la
confianza de sus vecinos o ciudadanos, para ostentar cargos públicos, pasan al
bando de los malditos, y se hurga en su pasado, con la esperanza siempre cierta
de encontrar alguna razón que justifique nuestro repudio.-
Y doy fe de que siempre se encuentran razones para
justificar nuestra condena social, igual que encontramos razones, para no ir al
gimnasio, a la piscina, a correr, (aunque nos lo recete el médico) las mismas
razones que encontramos para ser fieles y adictos a recibir la información de los
demás que queremos recibir, independientemente de cual sea la real o la cierta,
vamos a la fuente adecuad, y se acabó, nos volvemos a reafirmar en nuestros
cánones sociales, políticos y religiosos, oyendo lo que queremos oír y leyendo lo
que queremos leer.-
Libertad ideológica, libertar de pensamiento, huyamos de las
manipulaciones sin caer en otras y valoremos que todavía haya alguien que esté
dispuesto a representarnos en nuestro pueblo, ciudad o comunidad, rompiendo los
vínculos partidistas cerrados de antaño, de forma independiente, manteniendo y
compartiendo sus ideas aún a riesgo de la crítica y el desprestigio propio y el
de sus familias.-
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