Uno quiere ser optimista sobre el futuro de éste país, un resurgir económico, que no solo llegue a las multinacionales de todo tipo, sino al ciudadano en forma de capacidad adquisitiva y consumo derivada de sus opciones laborales.- La campaña oficial, para en forma de declaraciones políticas y económicas, ir mentalizándonos de que los años de desgracia tocan a su fin, parece lanzada desde todos los sectores.- Toca convencer al personal, de que aunque no tenga un euro en el bolsillo, crédito en su tarjeta ni en el banco, el panorama está cambiando, y el ciudadano debe ir dejando atrás su cabreo constante y desmoralización general, por un nuevo tiempo de ilusión y optimismo.- Pienso han calculado que ésta campaña machacona e insistente con la colaboración de algunos medios, durará un año o año y medio, para ¿casualmente? Llegar con la sonrisa en la cara del personal, a las próximas elecciones generales del 2015.- La crisis ha tirado casi todos los gobiernos occidentales , que durante este periodo han pasado por las urnas a excepción de Alemania (faltaría más) la gran reforzada con cargo a sus vecinos europeos, a los que ha esquilmado sin pudor ni limite en aras a su potenciada economía, respecto al resto.- Una país, sumido en el descrédito te sus mayores entes institucionales, como son el parlamento y sus políticos, la casa real al completo, la clase empresarial desde el principio, y unos sindicatos desorientados e ineficaces, asume también ahora la verdad incipiente de que su Justicia, sus jueces que la ejercen de forma inexplicable, ilógica y alejada de la sociedad, están sumidos en una valoración tan negativa de los ciudadanos que no dudan día a día en retirarles cualquier mínimo crédito y confianza.- La avalancha de mediatización, e interferencia política en sus sentencias, y su constante lucha por defender una supuesta imparcialidad ante los grandes poderes, queda periódicamente cuestionada si uno se informa medianamente sobre las intervenciones del Fiscal General del Estado, el Fiscal Anticorrupción, etc. etc.- Alemania, la gran referencia para muchos “patriotas” de éste país, parece caer en el olvido y la indiferencia, cuando se nos informa que el ex primer ministro de dicha nación, es juzgado por supuesta prevaricación al haber aceptado la invitación a una feria de la cerveza, por parte de una empresa, valorado dicho dispendio en 700 euros, y enfrentándose a una posible pena de cinco años de cárcel.- Todos los extremos son deplorables, pero sentencias como la del Prestige, no sentencias contra grandes delitos de corrupción, e intentos por dar una justicia diferente, dependiendo de a quién se le administra, nos sumen a todos en un nuevo desánimo, y en una fatal desconfianza del mal llamado poder Judicial, único bastión de agarre que nos quedaba, una vez repudiado el ciudadano al poder Ejecutivo y al Legislativo-
Susurros al oido, desde la palabra, como arma contra el desaliento
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