Acabo de renovar un compromiso, con la Fundación Cultural, en nuestra comarca; que nació, en un empeño de aglutinar esfuerzos económicos privados y públicos dedicados a las actividades extraescolares de mas de 700 alumnos de colegios e Instituto.- Sin renunciar a un 50% de promoción cultural en la zona, y constituir un eje de actuación entre lo privado y lo público.- Las ideas necesitan nuevos impulsos, para creer en ellos.-Intentarlo no es baldío, aunque en estos tiempos de penurias económicas, hablar a empresas y negocios de colaboración económica para una fundación, aunque sea próxima y los beneficiarios de la misma sean los niños, jóvenes y ciudadanía en general, parece metafórico e inalcanzable, y puede que realmente lo sea.-
Cualquier proyecto cultural, escaso de fondos como es éste, exige para aspirar al éxito, una intención firme de abrir la participación, a los nuestros, los cercanos y capaces intelectualmente, para aportar ideas y opiniones a un proyecto regenerable que además individualmente no les va a reportar más que la autoestima que produce la satisfacción de colaborar en la difusión cultural de nuestra seca y árida tierra.-
Si con el paso del tiempo no conseguimos convencer a los habitantes del Bajo Martín, sus empresas, sus negocios, que cualquier inversión en cultura no es rentable a corto plazo, aunque con continuidad, germinarán sus resultados; deberemos reconocer nuestro fracaso.- Si esto sucede, deberé asumir que un “compromiso” como éste no se puede lograr en soledad.-Soy un gestor financiero, puedo aportar mi experiencia de gestión, pero son los intelectuales de la zona, muchos de ellos híbridos urbano-rurales como yo mismo; los que deben decir si ésta Fundación es necesaria, y aunque mejorable luchar por su supervivencia.-
Sin “tintes” ni discriminaciones políticas, se necesitan individuos con compromiso intelectual, capaz de vincularse a un proyecto de dinamización cultural en la Comarca, desde el mundo educativo hasta el ciudadano en general.-Es lo que pienso, y como lo pienso lo transmito.-
Cualquier proyecto cultural, escaso de fondos como es éste, exige para aspirar al éxito, una intención firme de abrir la participación, a los nuestros, los cercanos y capaces intelectualmente, para aportar ideas y opiniones a un proyecto regenerable que además individualmente no les va a reportar más que la autoestima que produce la satisfacción de colaborar en la difusión cultural de nuestra seca y árida tierra.-
Si con el paso del tiempo no conseguimos convencer a los habitantes del Bajo Martín, sus empresas, sus negocios, que cualquier inversión en cultura no es rentable a corto plazo, aunque con continuidad, germinarán sus resultados; deberemos reconocer nuestro fracaso.- Si esto sucede, deberé asumir que un “compromiso” como éste no se puede lograr en soledad.-Soy un gestor financiero, puedo aportar mi experiencia de gestión, pero son los intelectuales de la zona, muchos de ellos híbridos urbano-rurales como yo mismo; los que deben decir si ésta Fundación es necesaria, y aunque mejorable luchar por su supervivencia.-
Sin “tintes” ni discriminaciones políticas, se necesitan individuos con compromiso intelectual, capaz de vincularse a un proyecto de dinamización cultural en la Comarca, desde el mundo educativo hasta el ciudadano en general.-Es lo que pienso, y como lo pienso lo transmito.-
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