Un blog de opinión, no suele ser la pantalla adecuada para emitir un juicio sobre una exposición fotográfica.-Aun resistiéndome a hacerlo, no puedo evitar comentar el brillante impacto visual de la exposición fotográfica de Francesc Catalá, en la lonja zaragozana.-Recomiendo encarecidamente su visita, para cualquiera próximo en nacimiento a los años 60 y para aquellos que solo tienen constancia de dichos años, por lo que cuentan los papás.-El ejercicio reflexivo y analítico que puede experimentarse durante tres o cuatro minutos al frente de sus instantáneas, la carga de transmisión de la realidad social que otro tiempo tuvo éste país, ayudan a comprender la sinrazón de donde hemos llegado actualmente, con qué mentira social nos engañan, hasta el punto de olvidar verdaderamente de dónde venimos, para siquiera mínimamente entender hacia dónde vamos.-
Los paisajes urbanos de grandes ciudades como Madrid y Barcelona, en aquella época contrastados con la realidad brutal del entorno social del medio rural en pueblos de Toledo, Cuenca y Cádiz, activa nuestras neuronas reflexivas en un sano ejercicio de toma de conciencia con ésta realidad virtual, cargada de consumo y maniqueísmo social, que parece empeñada en potenciar nuestro olvido.-
La presentación dura y atrevida de las “castas” sociales de aquella época, alternando espacios comunes; parecen más propias del más allá, sino fuera porque a algunos nos acercan al disco duro de nuestra memoria real o inducida, por aquellas que ya no están pero nos la contaron como verídica, real y persistente en el pensamiento individual y colectivo de dos generaciones de españoles.-
A veces, viene bien que alguien nos recuerde nuestros ancestros y miserias económicas de las que venimos; reflejadas en rostros que por otra parte tampoco reflejan tanta tristeza como los que nos cruzamos a diario en nuestras calles y plazas, en la actualidad.-
Los paisajes urbanos de grandes ciudades como Madrid y Barcelona, en aquella época contrastados con la realidad brutal del entorno social del medio rural en pueblos de Toledo, Cuenca y Cádiz, activa nuestras neuronas reflexivas en un sano ejercicio de toma de conciencia con ésta realidad virtual, cargada de consumo y maniqueísmo social, que parece empeñada en potenciar nuestro olvido.-
La presentación dura y atrevida de las “castas” sociales de aquella época, alternando espacios comunes; parecen más propias del más allá, sino fuera porque a algunos nos acercan al disco duro de nuestra memoria real o inducida, por aquellas que ya no están pero nos la contaron como verídica, real y persistente en el pensamiento individual y colectivo de dos generaciones de españoles.-
A veces, viene bien que alguien nos recuerde nuestros ancestros y miserias económicas de las que venimos; reflejadas en rostros que por otra parte tampoco reflejan tanta tristeza como los que nos cruzamos a diario en nuestras calles y plazas, en la actualidad.-
muy buena la foto. Las señoritas pasean a favor del aire, según el movimiento de las faldas.
ResponderEliminarSISIFO