Un tiempo de silencio, da para mucho, ya que los hechos cotidianos se producen y suceden de forma vertiginosa.-La cuestión económica sigue con deterioro imparable, las calles ya están tomadas por mareas de indignados que nada tienen que ver con aquel movimiento del 15M, que desde luego quizás sirvió para anticiparse a los hechos que se producirían con el paso del tiempo.-La calle sería tomada de forma continua por diversos colectivos de trabajadores inimaginables en otras épocas (maestros, médicos, bancarios y hasta jueces).-Estoy englobado en el de los bancarios, y jamás pensé que este sector tan privilegiado en materia laboral, con su horario y remuneración, pudiera llegar un día a verse amenazado de forma tangible y real por el creciente y demoledor avance del desempleo y progresiva destrucción de la tan afamada antes “clase media” que indudablemente basada en su estabilidad, contribuyó al desarrollo y crecimiento de otros sectores inmobiliarios, consumo, etc. y en definitiva al pago de los impuestos correspondientes a su estatus socio-económico.-
Esta conflictividad socio-laboral, es tremendamente positiva, en cuanto al posicionamiento individual, que cada individuo aplica, en función de sus circunstancias personales y su estrato laboral conseguido.- El sentimiento de trabajo colectivo y en equipo, tan trabajado y potenciado en los últimos veinte años en multitud de empresas, se descubre ahora como una pantomima, de falsedad e hipocresía, donde como casi siempre en momentos de crisis, prevalece la supervivencia del individuo, pisando y avasallando a los antes antiguos compañeros.- Tiene su lógica comprensible, pero además representa una oportunidad única para que cada uno de nosotros, sabiendo dónde estamos y de dónde venimos; comencemos a ver las cosas desde la objetividad y clarividencia que nos ayuda a desnudar al antes “buen compañero” o “agradable jefe paternalista”.-
Uno a lo largo de la vida debe posicionarse a menudo en el punto cardinal en el que se encuentra cómodo y realizado.-Pues no pasa nada, porque tus amigos, compañeros y familiares se sorprendan algún momento.-Una vez superado el shock inicial de los que te observan, te sientes liberado y contento contigo mismo.-
Si hay algo que no tolero a mis 53 años, es la persona instalada en la indefinición, en el blanco, pero negro, y el bailoteo constante en el alambre, que quizás pueda valer en una época, pero es inimaginable vivir con ella constantemente.-Entre otras cosas porque los que te quieren y te valoran, incluso profesionalmente, les gusta verte como realmente eres, sin adornos ni luces navideñas fantasiosas y relumbrantes.-
El “yo soy así y mis circunstancias” cobra más valor en estos días de conflictos sociales y morales…….así lo pienso y así lo escribo.-
25 DE DICIEMBRE, ZUM ZUM, ZUM.
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