Es la calle, el autentico barómetro indicativo del nivel de crispación social, que atraviesa este país.-Desde por la mañana, cuando uno pone en marcha su coche para dirigirse al trabajo, observa con estupor la cara del resto de los mortales al volante, cuando son las siete de la mañana fría de un invierno tardío.-A la mínima maniobra errónea al volante, ves como cualquiera está dispuesto a detener su vehículo en mitad del tráfico, salir del mismo y dirigirse a la ventanilla del coche de al lado para recriminar en viva voz, a la vez que se golpea con los nudillos el cristal del conductor “rival” causante de la maniobra errónea.-
En esos momentos te das cuenta de que ha empezado la carrera de la supervivencia social y económica del día a día que nos rodea.- Pero no es el único sitio, sólo hace falta ver un día de rebajas en un centro comercial cualquiera, donde la gente destroza mostradores con sus manos, increpa a las cajeras cualquier nimio error, aduciendo todo tipo de derechos aplastantes que como consumidor, parece hemos heredado desde nacimiento.-
El sentido de exigencia aplastante llevado al grado máximo, ante cualquier empleado de empresa, tienda, banco , que se atreva a atendernos; debe quedar patente y expuesto como una exhibición de nuestro permanente cabreo y mala lecha ante ésta sociedad de consumo, de la que todos participamos y de la que todos renegamos en determinados momentos.-
Los desmanes públicos conocidos, por políticos corruptos, banqueros expoliadores de grandes sueldos, yernos reales, etc. Etc. Parecen la mayor legitimación para cualquiera de nuestros abusos, gestos maleducados, y cabreos perennes, ante cualquier ciudadano que tenemos enfrente dispuesto a atendernos.-
Mis problemas, desvíos económicos, eres y otras adversidades que se presentan día a día ante mis ojos, nunca van a ser responsabilidad ni culpa mía.- Por supuesto, faltaba más; siempre culpabilizaremos al de enfrente, cajera de supermercado, de banco, comercial de telefonía, compañero de trabajo, conductor de autobús,-
La legitimación de la queja, el exabrupto, y la exhibición permanente de mal humor y falta de educación, en todos los ámbitos y niveles, constituye hoy en día una máxima, de constante exhibición social, ante la creencia individual de estar legitimados y asistidos por todos los derechos del mundo- La mesura, la cordialidad, la palabra educada y respetuosa con el vecino, parece estar trasnochada y pasada de época.-
Esa es la verdadera crisis de valores de ésta sociedad y no sólo la económica……o eso creo sinceramente.-
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